viernes, 16 de diciembre de 2011

Cogne (el video)

Ya tardaba bastante en editar un video, unas buenas jornadas en la Semana de Montaña del Texu en San Martín del Rey Aurelio fueron las que me dieron el motivo o el incentivo de hacerlo. Pues sí, que me dieron la motivación. Gracias!!!

martes, 22 de noviembre de 2011

Frustración

Siguiendo unos instintivos deseos de descubrir lo desconocido nos adentramos en terrenos cenagosos, que incluso sabiendo ciertamente el buen camino, generan las incertidumbres más temblorosas. La autoconfianza más firme, en un momento concreto , puede llegar a desmoronarse. El afán de superación se despierta de forma nerviosa, encontrando nuevos axiomas y sustentando en ellos el nuevo conocimiento. La flexibilidad ejerce su brazo pulido en varias batallas, la tolerancia hace comprender nuevas perspectivas para ahuyentar los ataques no deseados.
Paciencia, la madre de todos los saberes, deja preveer el otorgamiento del silencio, dejando libre camino al azar, como elemento fundamental para el entendimiento.

Pero todo este alarde de figuras metafóricas es un simple producto de una lesión. Una lesión que impide el desenvolvimiento. Una lesión que impide el deseo carnal del alma. Es decir, la pu..., la pura expresión de uno mismo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Corredor Estasen (Aneto)


Enero del 2007. Teníamos gana de hacer una invernal al Pico más alto de los Pirineos, el Aneto.
Buscando un poco en la bibliografía casera, encuentro un corredor que me llama la atención. El corredor Estasen. Parece entretenido, no muy difícil, y no es la ruta normal, tan concurrida. Aunque, bueno, en invierno tampoco se encuentra mucha gente ni por la normal.
El grupo lo formamos Elena, Paulo, Lorena y yo. Suficientes para pasar muchas risas y una velada emocionante.
Camino a Benasque, dirección valle de Vallibierna. La estancia, la pasamos en un refugio sin guarda en dicho valle.
Frío, mucho frío por la noche. Sobre todo para Elena y Paulo, con unos sacos de verano. Pero bueno, se nota que son personas muy curtidas, resistentes a todo tipo de condiciones adversas.
Nos levantamos muy temprano, ya que nos esperaba un fuerte desnivel, a la luz de la luna.
Poco a poco fue entrando la claridad en un valle con una orientación oeste, la luz llegó tarde y el sol casi ni lo vimos.

Poco a poco, nos fuimos aproximando al corredor elegido, el frío se mantuvo, era una cara norte, pero el paso lento y sin pausa hizo que nuestra temperatura corporal se mantuviera. La tentación de dar la vuelta siempre estuvo en alguna parte de mi cabecita, no logro deshacerme de ella, pero bueno, allí estábamos!!

Entre charla y charla el camino se fue poniendo pindio, fuimos entrando en el corredor, la nieve se endureció y se pudo ver secuelas de la caida de varios aludes en días pasados, pero el estado duro de la nieve nos dió confianza para seguir adelante.
Pensé, "vaya porDiós!!, pero si estamos empezando el corredor y ya noto el cansancio, cómo se puede apreciar mi deplorable estado de forma!!". Pero como un auténticoo lobo de mar con la piel curtida en varias batallas, miré hacia delante y dije: - ¡ya estamos llegando, no nos queda nada! - Vaya jeta que tengo!.

Cuando ya me venían alucinaciones en la cabeza...oí: ¡vaya por Diós, se me ha roto un crampón! -Comentó Elena con una tranquilidad envidiosa.
Creo que llegó a oídos de mis piernas, porque de ipsofacto un calambre se hizo notar en mi gemelo.
Para compensar esa tranquilidad que denotaba Elena, yo le respondí con un "¡Mierda, un calambre!. Era para compensar, claro.

La verdad que no me quejo de mis piernas, las pobres de ellas me han llevado a muchos sitios, no lo puedo negar. Pero de vez en cuando, yo no sé por qué les dá por llorar. Me relajo un poco y sigo con la precaución de no hacer una contracción más fuerte de lo normal.
En este caso, se tranquilizaron y no me dieron más guerra. Quizás fue el susto de oir que se había roto un crampón en una delicada situación como la que teníamos, contando que nos encontrábamos en nieve bastante dura y con una pendiente de más o menos 50 grados.

En fin, a pequeños problemas, pequeños escalones tallados en la nieve, contando, como no, también con la gran experiencia de Elena de manejarse con un solo crampón (pienso yo).
Poco a poco, fuimos subiendo hasta un collado para salir por una arista y ya ver la gran cruz de la cumbre del Aneto. La fractura del crampón más bien fue tema de risas que de preocupaciones. Le dió un cierto toque cómico a la ascensión.
Muchas risas pasamos tanto en el ascenso como en la cumbre.

Con el calor que nos proporcionó el señor sol, tuvimos momento fotos, charla-coloquio y nos tiremos a por el conocido "paso de Mahoma" para de nuevo cruzar hacia el valle de Vallibierna y coger rumbo al refugio.

El descenso no tuvo tampoco desperdicio. Como no, ya casi a oscuras, en vez de bajar por donde iban los hitos, naturalmente, bajamos por el otro lado del valle.
Es que una ruta sin pérdida, no es una ruta, si nó, de dónde vamos a coger esa experiencia en orientación. Lo que pasa es que hay que probarse a menudo para que esa orientación no decaiga...

A parte de bajar por sitios de complicados destrepes, también hubo rapel incluido desde un pino bonsai (o abeto, pero bonsai, no recuerdo muy bien), con su consecuente riesgo de no saber a dónde iba a parar. Todo ésto, era para que no decayera el ánimo y se mantuviera la aventura. Que al final, fue un objetivo cumplido.
A las tantas de la madrugada, con la luz de la luna y multitud de estrellas, llegamos al refugio cansados, pero satisfechos.

jueves, 27 de octubre de 2011

La Pedriza


Un sitio especial, probablemente sacado de la imaginación de una persona solitaria y a la vez amistosa, entrañable, creativa y lúcida. Nacida para agradar al mundo con su fantasía.
O quizás, solo es un lugar que inspira la creación y la imaginación de multitud de personas. Prefiero lo primero.
Así es la Pedriza. Un recoveco mágico y variopinto.
Una escalada única y compartida con un grupo de amigos.
Una estancia que espero que quede grabada en la memoria con el paso de los años y que forme parte de mi historia. De mi historia compartida.
Una velada de la que se extraiga nuevas experiencias y aprendizajes que vayan puliendo mi vida.
Nuevos objetivos, fuente de mi inspiración.
Nuevas amistades. Nuevas amistades. Sobran las palabras.
Estoy agradecido...








Gracias a Olga y a Ramón por ser los mejores guías, sin ellos no hubiera sido lo mismo.
Grupo de escaladores: Iñigo, Ramón, Damián, Olga y Roberto
Persona que nos aguantó sin tener que echarnos de su casa con una escoba: Olga. La mejor. Esperamos verte de nuevo.
Luis aguantó como un valiente a unos asturianos, máxime cuando eran de la Cuenca. Increible su pose, su tranquilidad y su aguante. Esperamos verte de nuevo.

Casa donde nos quedamos: http://www.lashorasperdidas.net/#/home

martes, 25 de octubre de 2011

Monte Rosa (segunda parte)



Dejamos la parte más rota del glaciar para empezar a subir por una pendiente poco empinada. Una pendiente que acaba con la paciencia de uno, interminable. Los pasos son lentos en un camino marcado y las distancias no se acortan. Por delante de nosotros siempre vemos las mismas cosas, por detrás, también. Las dimensiones son enormes. Se mira al suelo para no perder la motivación, el tiempo va pasando.
Poco a poco, se va dejando ver la arista por la que hay que subir para llegar a la cumbre de Dufourspitze (Monte Rosa). El objetivo es atravesar dicha arista, el pasaje más hermoso del ascenso, incluso más que llegar a su cumbre.
Monte Rosa, el segundo pico más alto de todos los Alpes, el más alto en la vertiente suiza, en el macizo que posée la mayor cantidad de cuatromiles. Acompañado del Nordend, del Zumsteinspitze y Punta Gnifetti en un mar de nieve y hielo. Un gran paraiso.



Suavemente vamos llegando a la arista, hay que tener paciencia y no impacientarse porque se nos haga tarde. La subida es larga con sus casi 2000 metros de desnivel y con un gran tramo por encima de los cuatromil. La arista es el tramo más complicado de la subida, con algunos pasos de tercero en dificultad. El cuerpo está cansado, lleva mucho tiempo subiendo por paisaje monótono.



De repente te vés en un filo con centenares de metros de vacío a ambos lados. Mi cabeza se despierta, supongo que es la liberación de la adrenalina y activa todas las funciones de mi cuerpo. La altura, no me afecta lo más mínimo. Tengo que estar con tantos sentidos que se me ocurran a parte de los cinco que tenemos. Miro hacia atrás. Tengo a Lorena. En ese preciso momento me gustaría ser omnipotente y llevarla en brazos saltando de piedra en piedra hasta la cumbre. Me gustaría quitarle todas las preocupaciones que se le pasan por la cabeza y cantarle una canción para que sonría. Pienso en quitarle importancia al asunto y hacer como si no estuviéramos en esta situación, la cumbre la podemos tocar con la mano, sacarnos unas fotos y en un abrir y cerrar de ojos estar en la terraza de un bar en Zermatt, tomando una cerveza y comentando el día.



Pero me siento impotente de poder hacer estas cosas. Mi poder se limita a mi cuerpo como mero transmisor de mis ideas. Una fuerza más bien mental que física y con éstas, me las tengo que apañar como séa. Lo más seguro es la prudencia y cada paso me lo pienso más de una vez. Los crampones chirrían en la roca. Los dos pares. Vamos encordados y sin seguros, es lo más normal en estos menesteres. En cada paso miro hacia atrás y doy ánimos a mi compañera.
Vamos suavemente.
Una última rampa de pocos metros en mixto y por fin, aparece la cumbre!!



Abrazos!!
Alegría!
Temo más por mi compañera, que por mi. Quisiera ir solo a estos lugares. Creo que soy egoista en este sentido. Muchas veces pienso que mi vida no es tan importante...También soy consciente de que estoy equivocado. No es importante para mi...



La bajada se hace más sencilla, pero la hacemos de forma muy prudente. Hay una cuerda fija instalada, de estas gruesas típicas de los Alpes. La maroma nos deposita en el mismo collado entre el Nordend y la Punta Dufour, que es la que acabamos de bajar. Y desde allí nos dirijimos al refugio de nuevo, donde habíamos pasado la noche.



La bajada se hace mucho más rápido que la subida, medio corriendo, medio paso ligero.
Tengo que reconocer que mis piernas volvieron a temblar en la parte del glaciar donde me había incrustado en la grieta. Cuando lo superamos, respiré tranquilamente. Un alivio enorme.

En el refugio tuvimos un descanso de pocos minutos. Recogemos y nos tiramos hacia abajo para conseguir llegar al último tren cremallera destino Zermatt.

martes, 18 de octubre de 2011

Monte Rosa (primera parte)



De Zermatt coger el tren cremallera que te lleva a Gornergrat, bajar al glaciar y cruzarlo, llegar al refugio de Monte Rosa, actualmente creo que hicieron uno nuevo unos metros más arriba.

Pasar la noche, como en todos los refugios, no dormir gran cosa.
Levantarse muy temprano, sobre las dos o tres de la mañana, no me acuerdo muy bien, pero si que me quedo con una noche muy cerrada que a la luz del frontal parece oscurecerla más. Los primeros pasos son por roca, se avanza rápido, pero a esas horas no te deja con buen sabor de boca, para luego meterte en un pequeño glaciar. Este glaciar lo recordaré para siempre.

La temperatura no era muy fría, muchas grietas descubiertas así como también tapadas, las peores. Puentes de hielo que emitían ruidos no muy agradables pronunciando sus ecos en las paredes de los abismos sin fondo. Una noche, como dije, oscura, únicamente con la luz del frontal, sin nadie delante como referencia, con agujeros tapados. No se hizo esperar el momento, lo suficiente como para que el miedo a caer en una grieta bloqueara mi orientación y la confianza en mis posibilidades. Nieve reciente ocultaba la sorpresa que me estaba esperando.
No piensas nada, solo te ves caer y sientes mucho miedo, solo puedo describir una sensación de miedo que te bloquea. Incertidumbre. Me frenaron los brazos y supongo que el tronco, las piernas jugueteaban en el vacío. Es una sensación difícil de describir, estas a la espectativa de que ese sustento que tienes sea frágil, rompa y sigas cayendo, de que mi compañera no pueda soportar mi peso, unidos por una fina cuerda y le arrastre conmigo a no sé dónde. Tocas la nieve de alrdededor queriendo descubrir rápidamente cuál puede ser la más firme, quieres salir de esta situación incómoda que no has elegido. Joder!! vine a la montaña para disfrutar. Es lo que se piensa.

El caso es que salí al otro lado de la grieta. Era lo más fácil, apoyándome en los brazos hacia delante, tipo oruga. Incluso pensé que cuando mayor la superficie de contacto menos peso soportaría cada centímetro cuadrado de esa masa inestable. Tuve que salir al otro lado y estaba tan acojonado que obligué a Lorena a pasar el tramo, justificando que pesaba menos y yo le aseguraría en el otro lado. Estaba paralizado, no se puede saber cual es la sensación hasta que no se pasa por ella, encima sin ver nada, en una noche cerrada. Lorena cruzó sin mayor problema. El susto, me duró todo el día...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Corcega III




Con esta tercera entrada de Corcega pretendo describir o por lo menos hablar algo sobre lo que a mi me parece lo mejor de Corcega, teniendo en cuenta mis gustos y aficciones.
Bavella, el macizo de Bavella, el valle que se abre entre el Col de Larone y el de Bavella es un lugar mágico. Un bosque enorme del cual emergen agujas, riscos, peñas de granito y ríos que encañonan luciendo sus aguas turquesa entre pinos y rocas. Un lugar encantado para quedar unos días escalando, haciendo cañones y trekkings, para conocer realmen
te cada palmo de esta pequeña reserva que atrae nada más verla.



El magnífico cañón de Purcaraccia, con sus cascadas, tumbadas en la roca como si no le quisieran hacer daño, que resbalan hasta las pozas más cristalinas, más verdes. Un sitio único.
Quizás algo corto y con muchos turistas que como nosotros, saben de este sitio y al llegar a casa nos verán en muchas de sus fotos, como animales acuáticos nativos que hablan español.


El cañón de la Vacca, con sus grandes saltos y fundamentalmente acuático, con grandes cascadas y su pequeño desnivel en su trayecto. Al loro para encontrar la salida por una empinada pendiente, que no vimos y seguimos hacia delante para luego dar la vuelta con su consecuente hora perdida. No obstante, fenomenal!!



La escalada en el Col de Bavella, una de las escaladas más bonitas que he realizado, quizás por el entorno, quizás por el tipo de roca y sus formas, que hay que verlo para creerlo. Quizás por lo que siente uno cuando se encuentra en estos parajes. Tranquilidad, aunque haya más gente. Uno se sumerge en su mundo. Se desconecta.

De la que se abandonan estos paisajes, se va echando de menos. Eso significa algo.

Le toca el turno a la costa, las playas más bonitas a mi modo de ver, las cercanas a Porto Vecchio, en el sureste de la isla. Playas estrechas, de arena blanca que hacen que el agua sea de un azul claro caribeño. El descanso del guerrero, bueno, vamos a dejarlo en descanso...


Un pueblo encima del mar, Bonifaccio. Apoyado en equilibrio en los acantilados del sur de la isla. Interesante. Original. Mucho turismo y sus consecuencias.



lunes, 15 de agosto de 2011

Córcega II




Esta es una imagen que puede repetirse constantemente viajando por carreteras del interior de la isla. Estos animales campan a sus anchas como si todo el territorio les perteneciera. La verdad es que no deben saber nada mal, cada vez que veía algún ejemplar, se me hacía la boca a agua, lo que me hacía suponer que yo estaba pasando hambre o que soy un carnívoro empedernido.
Su tono oscuro les delataba, su tamaño y agilidad denotaba la sabrosura de su carne, los chillidos de las camadas cuando se hacían perseguir para sacarles un par de fotos, me hacían perder el sentido. Dios mío, ¡¡qué ricos tenían que estar!!

Vamos a cambiar de tema.
Corte es un pueblo asentado en el mismo centro de Córcega, se podría decir que es un pueblo de montaña frecuentado por un turismo amante de las montañas. El valle más conocido es el llamado Restonica, que es cruzado por una sinuosa y estrecha carretera hasta un aparcamiento cuyo coste es de 5 euros, más o menos.
De dicho aparcamiento sale una ruta que te lleva a unos lagos de montaña, el primer lago se llama "Melo"y se encuentra a una hora de caminata. El segundo lago "Capitello" o "Capitellu" en corso (resulta familiar esta lengua) y para llegar a verlo hay que añadirle 45 minutos más a la caminata. El paisaje es todo granito, un granito gris averdosado y marrón, de alta montaña, con algo de vegetación de poco crecimiento y líquenes.

La caminata al lago Capitellu se nos hizo corta, así que decidimos hacer una cumbre de 2300 metros, Punta Alle Porta, situada encima del lago.

Por estos parajes sigue su recorrido el G-20, que es una ruta que cruza toda la isla de norte a sur por las cotas más altas, la verdad que mucho del turismo montañero de la isla se dedica a realizar este trekking.

Lo "bueno" del día fue la tormenta que nos pilló en la mismísima cumbre y no paró de jarrear en todo el descenso. Llegamos a casa empapados, chorreando, es decir, a nuestra furgoneta, con toda la comodidad que ello supone. Toda una aventura. Una vez quitada la ropa mojada, el destemple y organizada la furgo, cogimos rumbo a Ajaccio para ver si por la costa podríamos tener mejor tiempo...

jueves, 11 de agosto de 2011

Corcega I



Trece días en la isla de Corcega dan para muchos kilometros por sus carreteras, ver algunos de sus mejores pueblos, familiarizarse con sus montañas, conocer buenas playas y comer sus tradicionales embutidos.

Como toda isla que presenta grandes desniveles o grandes saltos entre sus montañas y su costa, tambien se pueden apreciar cauces de ríos con abundantes saltos, es decir, cañones y barrancos!!

Empezamos a contar la historia de Corcega de una forma especial, hablando de un cañón en particular situado en el Monte d ' Oro, próximo al pueblo de Bocognano. Cañón muy frecuentado por las empresas de turismo activo de la zona, un lugar de entretenimiento donde se puede practicar además de barranquismo, entretenidos trekkings y la escalada en sus distintas modalidades. La joya de la corona del barranquismo en este valle de Bocognano es el cañón de la Richiusa, tallado en granido nos hace admirar el color turquesa de sus aguas, disfrutar de sus toboganes y sus cascadas, no encontrando nunca grandes dificultades. Es pequeñito pero muy disfrutón, sobre todo la parte que hicimos, su parte final encañonada, que es la que merece la pena. Tuvimos también la suerte de no encontrarnos grupos guiados en su descenso.

Tardamos más o menos entre hora y hora media en bajarlo, siendo dos claro. También va en función de cuantas veces se quieran repetir algunos de sus saltos, cuando ésto sea factible o de quedarse admirado obserbando el paisaje tumbado boca arriba en alguna de sus pozas.
En definitiva, bueno y breve, dos veces bueno. Cañoncete recomendado, además, para los escaladores, se puede comentar que hay una escuela deportiva al final del cañón, por lo que una vez bajado se puede disfrutar de unas escaladas en un granito especial de la isla, de formas esperpénticas. Es peculiar, es único, aunque haya quintos de 30 metros desplomados con huecos en los que uno se podría quedar tranquilamente a dormir, bueno, abría que hechar un vistazo a los merodeadores buitres de vez en cuando.

En fin, uno de los lugares recomendados para disfrutar de estas actividades y disfrutar del paisaje.