La escalada con calor resulta un tanto pegajosa y resbaladiza. Sensación de pegajosa, la producida por el sudor en la piel y resbaladiza, la resultante por la piel en la roca, causada por el sudor. Ambas, propioceptivas. Ambas, embarazosas...
No obstante, son sensaciones conseguidas de forma consciente y voluntaria. Causadas por gusto propio.
En Pelúgano, estas sensaciones se pueden adquirir si vas a escalar por la mañana en estas fechas, con sol y calor, más o menos hasta las tres de la tarde.
Pero bueno, que todo sea por un entrenamiento..., que por la tarde tocaba correr. De Pelúgano a la Campa Pelúgano, cumbre de Peña Mea, Collada Doñango, vuelta a Campa Pelúgano y bajar a Pelúgano de nuevo.
Meternos en el coche, después de habernos refrescao en la fuente y empezar a llover de tormenta, puede ser una de las sensaciones más agradables de la vida. El trote, pues unos 15 Km. El desnivel, pues, unos 750 metros. Algo ligero...
La escalada, pues, como siempre..., sencilla.
La idea, pues..., de Damián y Roberto. Dos chalados al borde de un síncope.
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