Bavella, el macizo de Bavella, el valle que se abre entre el Col de Larone y el de Bavella es un lugar mágico. Un bosque enorme del cual emergen agujas, riscos, peñas de granito y ríos que encañonan luciendo sus aguas turquesa entre pinos y rocas. Un lugar encantado para quedar unos días escalando, haciendo cañones y trekkings, para conocer realmen
El magnífico cañón de Purcaraccia, con sus cascadas, tumbadas en la roca como si no le quisieran hacer daño, que resbalan hasta las pozas más cristalinas, más verdes. Un sitio único.
Quizás algo corto y con muchos turistas que como nosotros, saben de este sitio y al llegar a casa nos verán en muchas de sus fotos, como animales acuáticos nativos que hablan español.
El cañón de la Vacca, con sus grandes saltos y fundamentalmente acuático, con grandes cascadas y su pequeño desnivel en su trayecto. Al loro para encontrar la salida por una empinada pendiente, que no vimos y seguimos hacia delante para luego dar la vuelta con su consecuente hora perdida. No obstante, fenomenal!!
La escalada en el Col de Bavella, una de las escaladas más bonitas que he realizado, quizás por el entorno, quizás por el tipo de roca y sus formas, que hay que verlo para creerlo. Quizás por lo que siente uno cuando se encuentra en estos parajes. Tranquilidad, aunque haya más gente. Uno se sumerge en su mundo. Se desconecta.
De la que se abandonan estos paisajes, se va echando de menos. Eso significa algo.
Le toca el turno a la costa, las playas más bonitas a mi modo de ver, las cercanas a Porto Vecchio, en el sureste de la isla. Playas estrechas, de arena blanca que hacen que el agua sea de un azul claro caribeño. El descanso del guerrero, bueno, vamos a dejarlo en descanso...
Un pueblo encima del mar, Bonifaccio. Apoyado en equilibrio en los acantilados del sur de la isla. Interesante. Original. Mucho turismo y sus consecuencias.
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